Jerónimo Carmona Garzón del blog de cultura sub-urbana de Madrid, «Ábrete Sésamo» publica esta fantásica crítica de «Periodo de Reflexión» de Sergio Martínez Vila y dirigida por Camilo Vásquez, con Carolina Clemente, Mikeka N’Shimbi, Marta Malone, Viridiana Moreno y Fabia Castro.

‘Periodo de reflexión’

Camilo Vásquez dirige la obra ‘Periodo de Reflexión’, una historia sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual que consigue emocionar al espectador desde el inicio de la función.

La vulnerabilidad tendría que ser un rasgo del ser humano infranqueable. Si se tienen en cuenta las noticias diarias que escuchamos en la prensa sobre la explotación sexual en manos de mafias, las mujeres han sufrido, de forma generalizada y sistemática, la violación, la esclavitud sexual y otras formas de violencia. A menudo, las han obligado a convertirse en compañeras sexuales. Además de la brutalidad de la violación en sí, y del trauma que ocasiona, la agresión sexual puede producir también graves lesiones físicas, embarazos no deseados, enfermedades, y en ocasiones la muerte. Es una realidad, que ha permanecido oculta e invisible, pero que se intuye como un problema que sigue castigando a las personas más débiles.

La Casa de la Portera, cobijo escénico donde hemos reído y llorado, ha tenido la valentía de mostrar sobre su escenario particular, tan hogareño como el de nuestras casas, una historia que no es fácil de contar a unos espectadores que no siempre están dispuestos a sufrir con la ficción teatral.

Sergio Martínez Vila escribe el guión de Periodo de Reflexión que estremece y nos adentra en un mundo turbio donde no es fácil encontrar el equilibrio entre la realidad y la ficción bajo la dirección de Camilo Vásquez. La historia habla sobre un tema que ha adquirido preocupantes dimensiones en la actualidad, debido a los grandes beneficios que proporciona. Es, de hecho, uno de los tres negocios ilícitos más lucrativos junto al tráfico de drogas y el de armas.

Los personajes motores de la obra son femeninos: tres prostitutas (interpretadas por Mikeka N’Shimbi, Viridiana Moreno y Fabia Castro), la agente de policía (interpretada por Carolina Clemente) y la madame del prostíbulo donde se desarrolla la acción (Marta Malone). Mikeka da vida a Joy, una victima de la trata de mujeres que tras una redada de la policía es interceptada como inmigrante ilegal. Desde la comisaría, y con una agente de policía que intenta ayudarla, comenzará a rememorar su paso por el prostíbulo. Entre el salón principal donde se desarrollan las fantasías sexuales de los clientes (nosotros los espectadores) y la habitación donde se viven las escenas más emotivas e íntimas de la obra, el espectador se siente sobrecogido por la interpretación de estas cinco grandes actrices, que a pesar de la cercanía que te une a ellas por el diminuto espacio escénico donde se desarrolla (el salón de una casa), no pierden la sexualidad, la tristeza y la resignación de sus personajes.

Poderoso y dolorido texto que nos recuerda verdades incomodas de ver, de escuchar o de vivir. Una obra dura y directa, sin sentimentalismos ni poesía, tan solo unos hechos reales para luego arrojar al público ese dolor que arrastran las cincos protagonistas. Puro teatro.